Gatos ferales

Mayo 12, 2019

Cuando hablamos de gatos ferales nos referimos al gato domestico que nació o se crió sin el contacto directo con humanos o que luego de ser domesticado tuvo que volver a su vida silvestre y vivir con sus propios medios. Generalmente habitan en edificios abandonados, callejones o bosques.  

La palabra feral significa salvaje, que proviene del latín “feratis” que significaba fiera. Estos gatos pueden ser un gran problema en la naturaleza, ya que al vivir “libres” pueden llegar a acabar o poner en riesgo de extinción a muchas especies de pájaros u otro tipo de animal incluido en su dieta y terminar por destruir un ecosistema porque comienzan a cazar sin control.  

Este tipo de gato generalmente evita el contacto con el ser humano ya que, convive con más de su especie y son “independientes” o sea que no necesitan a las personas para sobrevivir. Hay veces que llevan tanto tiempo sin el contacto con humanos, que pueden llegar a generar daño  en caso de que alguien se les acerque ya sea para acariciarlos o para ofrecerles comida.  

Estos gatos viven en comunidad donde los más débiles, que en este caso serían los gatitos o los gatos añosos son los más susceptibles a enfermedades e incluso a fallecer por falta de necesidades básicas como comida y agua. Generalmente obtienen su comida de basureros donde encuentran los restos que desecha la gente.  

Es común ver gatos ferales enfermos con inmunodeficiencia, leucemia o con complejo respiratorio felino, que son enfermedades de gatos que viven en comunidad y no tienen una buena inmunidad.  

Lo que más se recomienda en lugares donde hay poblaciones de felinos ferales es esterilizarlos y volver a dejarlos donde estaban para que no lleguen más al lugar que quedaría “libre”. El esterilizar y castrar a los gatos ferales y devolverlos al lugar es una medida tomada por varias organizaciones para mantener controlada la sobrepoblación de estos. A esta medida se le llama por sus siglas en ingles TNR (trap, neuter, return) que significa atrapar, esterilizar o castrar y devolver a su hogar. Se trata de atrapar estos gatos ferales con métodos como las llamadas “jaulas trampa” o “jaulas para carnívoros”, para que el médico veterinario realice la cirugía y luego se devuelvan exactamente al mismo lugar de donde se sacaron.  

Durante la cirugía se aprovecha la anestesia para realizar un corte en la punta de la oreja o tatuar una letra que puede ser la letra “E” o “C” para identificar que ese gato ya está esterilizado o castrado, por lo cual puede ser frecuente observar comunidades de gatos ferales con tatuajes en las orejas o la punta de la oreja cortada.  

A diferencia de lo que se puede creer, lo ideal es no alimentar estos grupos de gatos ferales, ya que hacerlo les facilita las condiciones para que sobreviva y la reproducción se hace más factible. Lo mejor para evitar este tipo de problema es tener una tenencia responsable de mascotas, controlando la natalidad y promover la adopción de gatos en situación de calle.        

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