Collares y microchip

Mayo 12, 2019

En la actualidad existen 2 formas principales para la identificación de los gatos. La primera es el microchip subcutáneo y la otra es el collar. Elegir entre uno u otro queda en manos del propietario, aunque también se pueden utilizar ambas.
Los collares son una identificación visible a simple vista, y ayuda a saber inmediatamente que se trata de un gato casero y con dueño. En el mercado se pueden encontrar infinidades de tipos: de plástico, de tela, con luces, con pañuelos, con partes elásticas, entre otros. Lo importante a la hora de obtener un collar es el tipo de cierre, se considera que los que tienen cierre a presión son los más seguros para animales que pasean fuera de sus casas, ya que, si se ejerce una determinada presión o se tira de ellos con fuerza, se abren.
Es recomendable que junto al collar del gato también se incluya una chapa de identificación, que son comunes en el mercado con distintos portes y formas. Esta debe incluir el nombre del gato junto a algún número telefónico de contacto del propietario. También se recomienda que en gatos enfermos se coloque el nombre de la enfermedad y/o el medicamento que estén tomando. Otra forma de identificación es el microchip, este es un pequeño circuito que tiene el porte de un grano de arroz, el cual se introduce de forma subcutánea (bajo la piel). La colocación se realiza con un adaptador que es como una especie de jeringa. El punto de ubicación de los microchips es en la zona de la nuca.
El microchip, solo puede ser colocado por un médico veterinario y no necesita ser cambiado ya que no utiliza ningún tipo de batería, ni partes móviles. Puede ser colocado con o sin anestesia, dependiendo el carácter del gato, aunque generalmente se realiza durante una consulta veterinaria o durante cirugía (castración o esterilización) en animales jóvenes; ésta última opción es muy utilizada en la actualidad en programas de control municipales.
La información contenida en el chip, para nuestro país, es solo de un número de identificación. El cual está asociado a una base de datos de la empresa que los comercializa.
En otros países contiene información como: nombre del gato, edad, raza, especie y estado reproductivo; y los datos del propietario, como nombre, RUT, domicilio y teléfonos de contacto. Además, va registrado el lugar físico (clínica u otros) en donde fue implantado el microchip. El chip de identificación es de gran utilidad ya que si el gato se extravía o es robado y es llevado al médico veterinario, se podrá saber con certeza quien es la persona dueña de la mascota y ponerse en contacto con ella lo más rápido posible. La forma de leer el chip es mediante un lector de radiofrecuencia, capaz de leer el código del gato, este código es único para cada animal (como el RUT en las personas) y se coloca en una base de datos en donde están registrados los datos de la mascota y su dueño. Este lector se encuentra en clínicas veterinarias y departamentos de zoonosis municipales. La elección para poder identificar a un gato dependerá de las necesidades del dueño. Lo importante es poder escoger una y así fomentar la tenencia responsable de mascotas y evitar el abandono.

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